miércoles, 22 de julio de 2015

Cosas que no deben decirse a una mamá lactante y que a mí me han dicho

No sé de dónde ha salido la corriente contra la lactancia materna.
Tampoco sé a qué vienen tantas dudas, problemas y pegas que pone la gente últimamente.

Lo primero de todo es que somos animales mamíferos, por definición mamamos en nuestros primeros meses de vida.
No somos farmáticos, no venimos con la programación para el biberón y la leche de fórmula, venimos preparados para engancharnos al pecho de nuestra madre.
La leche de fórmula se desarrolló como ayuda a aquellas pocas madres que por diferentes problemas endocrinos tuviesen dificultad para establecer una producción adecuada de leche.
Luego se empezó a utilizar como sustitutivo por aquellas madres trabajadoras que no pueden conciliar trabajo y lactancia (cosas del mundo en el que vivimos).
Y aclarado esto voy al lío, que me disperso.

Para mí amamantar a mi hija era una idea tan lógica que ni me la planteé.
Tenía mis dudas sobre si iba a poder hacerlo o no debido a unos temas de salud que no vienen al caso pero que hubiesen sido incompatibles con dar el pecho, pero en ningún momento pensé en desestimarlo de primeras.

1.¿Seguro que vas a poder dar el pecho?

Pues mira, yo no lo tenía seguro, pero había que intentarlo. Y aquí sigo 5 meses después y hasta que ella quiera.

2. ¿Se estará quedando con hambre?, a ver si tu leche no le va a alimentar.

Bueno, siendo mamíferos, ¿a qué viene suponer que mi leche no le alimenta si está preparada para eso?.

3. Métele ayuda por si acaso.

¿Por qué?. Si el pediatra la ve en su peso y la niña no pasa hambre, ¿para qué meterle química en el cuerpo desde chiquitita?. (No voy a entrar en las barbaridades que trae la leche de fórmula porque me pierdo).

Vemos tan natural hoy en día las leches de farmacia que hemos dejado de ver natural lo que realmente lo es.
Doy gracias a que por mi formación, y supongo que a mi personalidad de no dejarme influir, no hice caso de esas cosas y seguí a mi instinto.

Pero hay muchas madres que pueden pensar que no le están dando todo a su bebé y se dejen impresionar.
Hay que, por lo menos, respetar la decisión natural de una madre a querer dar el pecho a su hijo y no cuestionarla. El seguimiento pediátrico ya avisará si es necesario cambiar de estrategia.

lunes, 13 de julio de 2015

Ser madre a mi manera


Hace días que vengo dándole vueltas al tema. Quería hablaros sobre lo que está siendo para mí la maternidad pero no encontraba hueco para ponerme a escribir.

Hoy me he decidido animada por esta publicación de mamis y bebés.
Y sobre todo por los comentarios que han dejado sus lectoras en facebook.

Cuando me pusieron a mi hija sobre el vientre nada más nacer no escuché ninguna música celestial ni viví ninguna experiencia mística, ni siquiera sentí un super amor incondicional que me rebosara por los poros. Tampoco me pareció una experiencia maravillosa ni lo mejor que pueda pasarme en la vida. Así a bote pronto se me ocurren muchas más cosas maravillosas y menos dolorosas que pueden pasarme en la vida.

No es que yo no quiera a mi hija, claro que la quiero con locura, pero yo lo que sentí fue una mezcla de descanso al acabar una etapa, un gran alivio físico después del esfuerzo que supone el parto y una abrumadora responsabilidad a la que hacer frente.

Sinceramente estaba más pendiente de la matrona intentando extraer el trozo de placenta que se había desgarrado y quedado dentro, de que mi marido estuviese con la enfermera que se ocupó de pesar, medir y comprobar el estado de mi hija, de la ginecóloga que tuvo que venir a ayudar a la matrona y darme los puntos de la episiotomía, de los dos chicos de práctica que preguntaban y miraban todo, de decirle a otra enfermera que la cama en la que me habían llevado a paritorio estaba manchada de sangre y que hiciesen el favor de vestirla de limpio , de los enfermeros que se encargaron luego de asearme, quitarme las vías, cambiarme el camisón y ayudarme a pasar de nuevo a mi cama...
Vamos, que yo prácticamente no me cosqué de mi hija hasta que nos llevaron a postparto.

Pues no, ser mamá no es maravilloso. Es una prueba muy dura más psicológicamente que físicamente.
Es escuchar críticas y consejos contradictorios por todos lados, sin pedirlos ni necesitarlos, de discutir por intentar hacerte valer como adulta y como madre, que parece que te has vuelto retrasada en el parto o algo, todos te toman por tonta. Y lo peor es tener que poner buena cara y asentir cuando realmente lo que quieres es mandarlos a paseo y decirles que te dejen tranquila, que si les dices algo encima se ofenden, pero a tí te están tomando por inútil y tú no puedes ofenderte.
Se aprende más con una buena charla compartiendo vivencias y opiniones.

A mí tardó una semana en subirme el pecho completamente. Mi hija estaba enganchada a todas horas haciendo esfuerzos por sacar algo decente, y ahí la dejaba yo, maltratándome los pezones y poniéndomelos más coloraos que un tomate revenío, dejando a la naturaleza su tiempo para darse cuenta de que había que empezar a trabajar. Total, ni ella ni yo teníamos nada mejor que hacer. Pero ya había quien decía que tenía que meterle biberón, que la niña pasaba hambre (no lloraba y ponía peso, pero ella pasaba hambre), que no podía tenerla todo el día al pecho (¿por qué no?)... Pues el pecho por fin subió y ella seguía enganchada a todas horas porque el pecho a demanda es lo que tiene y porque la leche materna se digiere más rápido y porque el estomaguito de un bebé tampoco tiene mucha capacidad.
Y a mí no me importa aunque haya días que acabe con complejo de central lechera.

Como ya he dicho en un post anterior, mi hija duerme con nosotros. Más bien conmigo porque su padre por horarios laborales coincide pocas noches en dormir con nosotras. Duerme conmigo desde que nació.
Su primera noche la echó mitad en mis brazos y mitad en los de mi madre (porque yo me estaba cayendo de agotamiento y me relevó), y el resto de siestas y noches a mi lado o en mi pecho.
Me gusta disfrutar así de mi hija. Yo estoy tranquila y ella también. ¿Por qué se empeñan en que la deje en la cuna?. Ella dormía en la cuna cuando yo hacía otras cosas, pero los momentos de sueño compartido molan.

También es muy muy muy agotador estar pendiente de ella las 24 horas. Hay muchos momentos en los que tengo ganas de que se eche ya novio y se vaya de casa... Pero para eso me quedan unos añitos.

Pero lo más importante para mí es que sigo siendo yo. Con un complemento muy importante y por el que lo doy todo. Pero sigo siendo yo. Sigo teniendo mi vida (más o menos desordenada y con otras prioridades), sigo teniendo mis ilusiones, mis sentimientos, mis necesidades. Tener una hija no me ha anulado como persona. Ha limitado un poco mis movimientos, pero es algo temporal.
Yo sigo teniendo mi foto en mi perfil de facebook, mi foto en mi perfil de whatsapp, mi foto en mi perfil de google+.... Porque sigo siendo yo. Mi hija tiene un espacio enorme en mi vida, pero no la ocupa toda y no me aliena. Y no tengo la necesidad de exhibirla en mis redes sociales como lo único en mi vida o como un trofeo.

Además me parece realmente importante mantener mi individualidad ya que mi hija me va a necesitar a mí para todo, como apoyo, como ejemplo, como guía y cuidadora, como madre.

sábado, 11 de julio de 2015

Y ahora, ¿qué me pongo?

La lactancia materna es algo maravilloso, es lo mejor para tu bebé, crea vínculos madre-hijo muy especiales, le alimenta y da defensas, es barato y ecológico, es cómodo... ¡un momento!, ¿cómodo?, ¿cómo que cómodo?, ¡una leche!.
El que se inventó esta retahíla de adjetivos para la lactancia no pasó por ello seguro.

Yo decidí darle pecho de manera exclusiva a mi hija porque es lo natural y porque podía permitírmelo al no estar trabajando.
Al principio, en el hospital y en casa, todo se ve maravilloso. Tú con tu camisón de botonadura frontal o con tu pijamita suelto que te permiten sacarte el pecho fácilmente y ponerte cómoda en tu sofá con tu bebé a verlo comer y dormirse. Precioso.
Pasan los primeros días en los que ni te has planteado salir a la calle porque estabas hecha polvo y dolorida aún del parto, y ya crees que va pegando salir a la calle con tu bebé, sabiendo que no tienes que preocuparte de biberones porque llevas la comida puesta.
Pues vas a tu armario y ¡mierda!, ¿ahora qué me pongo?.
Esos vestidos fantásticos que usabas para pasear y que tan bien te quedaban son cerrados a la caja, o tienen un escote precioso pero que no da más de sí. Definitivamente por ahí no puedes sacarte el pecho.
Busquemos blusas. Si eres como yo, blusas las justas, osea 2. Una de raso negro comodín para fiestas varias y otra que me hizo tilín en el mercadillo pero que acaba desabrochándose siempre y dejándome medio en bolas, y que hace mil que no me pongo, claro. Pues creo que no me vale ninguna.
Toca buscar camisetas, que a las malas siempre puedes levantártela un poco.
Vale, papeleta medio solucionada. A partir de ahora toca buscar ropa compatible con la lactancia. Como dijo mi amiga Saray: ropa con abrefácil.

Yo me dediqué a buscar ropa de lactancia por webs y me quedé anonadada y patidifusa por dos cosas. Primero, la oferta de ropa para mamis lactanes es escasísima, y segundo ... ¿quién dijo que dar el pecho fuese barato?, ¡¡¡todo carísimo!!!.
Por favor!, que sólo quiero algo que ponerme con una forma sencilla de sacar el pecho, ¿tanto pido?.
Pues se ve que sí.

Mi hija tiene ya 4 meses y hasta ahora lo que más he usado son camisetas flojitas. Es verdad que no queda nada glamuroso dar el pecho con la espalda medio al aire en un banco del parque, pero es cómodo.

¿Y qué pasa cuando se te presenta un evento tipo boda?. ¡Ay, amiga!, ahí sí que la hemos liado.
La ropa de lactancia para fiestas "no existe". Loca me volví buscando vestido para dos bodas que se me presentaron el mes pasado. Imposible.
Por suerte este año se llevan las cremalleras. Encontré un vestido recto normalito con cremallera frontal que me resultó bastante cómodo.
Otro que encontré fue uno de aire griego cuya parte frontal prácticamente eran dos telas cruzadas sobre el pecho que se separaban estupendamente.
Ninguno de los dos era de fiesta, pero dieron el pego con un poco de adorno.

Cada vez que paso por un escaparate de ropa ya no soy capaz de mirar si la tela es así o asao, si el estampado me gusta o no, si el corte del vestido es de esta o de aquella manera... Ahora sólo miro si traen abrefácil.

jueves, 9 de julio de 2015

Un hijo no te cambia la vida, te la desordena

Cuando vas a ser madre haces miles de planes en los que entra tu bebé como parte principal del tema, como ir al parque de paseo o a casa de los abuelos; otros en los que entra porque tiene que entrar, como ir a la compra por la mañana con tu bebé en su carrito nuevo superglamuroso (o en su mochila portabebé); y otros en los que tu bebé está durmiendo y puedes seguir con tu vida al margen, todo muy organizadito.
Pues NO.
Osea, olvídate de ese orden tan magnífico que has montado en tu cabeza.
A la compra irás cuando él decida que puedes ir, a dar un paseo se irá cuando esté de buenas y de tu vida... ¿tenías una vida?.
Tu hijo trae consigo un nuevo orden caótico que se basa solo en una premisa: el cómo y el cuándo lo decide él.
Nada de compras a primera hora para evitar colas y calores porque cuando pretendes meterte en la ducha y empezar a arreglarte a tu bebé le entran ganas de comer y hay que pararse un ratito, cuando termines se cagará y tocará cambiar pañales, ropa suya, ropa de la cama y todo lo que haya pringado; nada de limpiar y organizar la casa mientras dejas el guiso haciéndose, primero porque lo de preparar el guiso ya te ha llevado demasiado tiempo entre tomas, pañales, juegos, canciones... Y luego lo que toca es ponerlo a dormir un rato; la hora de que comas será cuando él decida, porque si tú tienes hambre, él ya ha hecho sus planes de juego o de siesta y te reclama a su lado para compartirlo, y no vale tenerlo encima mientras comes porque no te va a dejar llevate el tenedor a la boca igualmente; nada de aprovechar las siestas de tu hijo para leer, coser, estudiar o lo que fuese aquello que tanto te gustaba hacer antes de que llegase, porque en cuanto creas que puedes dejarlo solo se despertará reclamándote ( y ya no te cuento si encima le das el pecho).

¡Pero qué bonito es pensar que cuando ya ande y se entretenga solo podrás volver a tu vida!.
JA!.
Entonces será mucho peor!.

¡Quiero mi vida ordenada de nuevo!.

martes, 7 de julio de 2015

Cinco cosas que hacemos mal con unos futuros papás.

Cuando eres una mujer sin hijos ves las cosas muy alegremente. Todo es fácil y divino, y ves a las mamis que te rodean con una perspectiva muy idealizada.
Pero cuando tienes tu primer hijo te das cuenta de muchas cosas que pensabas que hacías bien y estabas cagándola mucho.

1. No se va a visitar a una mami que acaba de dar a luz.
Parece tonto, ¿verdad?.
Hace mucha ilusión ir a felicitar a los padres y conocer al bebé recién nacido en su cunita del hospital.
Pues NO. Una mujer recién parida lo que menos ganas tiene es de que vayan a molestar y tener que poner buena cara cuando está completamente dolorida y agotada.
Reconozco que he pecado. Yo también he ido a visitar al hospital, pero después de mi experiencia no volveré a hacerlo. Mínimo me espero la cuarentena, que con un mesecito los bebés siguen igual de adorables y la mamá ya está recuperada y con su rutina establecida.

2. Si vas a regalar ropa, pregunta.
Otra perogrullada pero en la que todos caemos.
"Los bebés ensucian mucha ropa, voy a regalarle pijamitas".
"Por si no acierto con la talla mejor le compro algo para 6 meses que seguro que se lo pone antes o después".
Pues tampoco. Ni una cosa ni otra.
Mi hija no ha ensuciado ropa a penas. Yo tenía pijamas, bodys, camisetas y pantys para forrar las paredes de la habitación.
Nació en Febrero y yo pensaba que entre lo que ensuciase y lo que no se secase, iba a venirme bien tanta ropa... Se han quedado cosas sin usar.
Por otro lado, mucha ropita para 6 meses, incluidos bodys y pijamas.
Mi hija hasta ahora ha tirado con 4 conjuntitos que yo le he comprado porque tenía el armario lleno de ropa que le estaba grande.
Ah!! Y para los que regalan pijamas y bodys pensando en los 6 meses... ¿Vosotros os poneis ropa interior y pijama en Junio-Septiembre en Andalucía?. Mi hija vive en pelotas desde hace un mes.

3. Los olores son temas muy personales.
En realidad esto sirve para todas las ocasiones en las que se regalan perfumes y demás.
Cuando me quedaba poco para salir de cuentas me dediqué a buscar las cremitas, leches hidratantes, colonias y geles de baño que tuvieran un olor que a mí me resultasen agradables para mi hija.
Me costó mucho porque soy enemiga acérrima del olor a "nenuco", y otros olores me causaban nauseas.
Al final me quedé con la línea de baño de mustela, con olores suaves y frescos.
Pero hubo quien me regaló colonias y compañía, que siguen esperando turno para ser usadas... o no.

4. Biberones y chupetes, mejor no.
Pues eso. Mi hija no quiere un chupete ni aunque le vaya la vida en ello. De los biberones ni hablamos, ella con el pecho de su madre es feliz.
Por otro lado yo ya tenía previsto un juego de biberones de chicco por si tenía que tirar de ellos si no me subía el pecho.
Los chupetes nunca me han gustado y no tenía intención de ofrecérselos a mi hija.
Pues me junté también con 5 chupetes y varios biberones marca "nisu"... No es por la marca, es por no saber de qué están hechos, sobre todo las tetinas.

5. En general: PREGUNTA.
Cualquier cosa que creas que le va a venir bien de primeras, seguro que ya lo ha pensado.
Cualquier cosa que creas que puede necesitar más adelante, también lo ha pensado o lo tiene ya organizado.
Cualquier cosa que dependa del gusto personal, olvídalo.
No des por hecho que todos los padres educamos igual. Yo no quiero chupetes (y mi hija está de acuerdo conmigo); yo no quiero tacatacas; yo no quiero parque-cuna; yo no quiero cunas ( y mi hija tampoco); nosotros no queremos carrito (aunque no ha habido más remedio); nosotros no queremos tronas, preferimos elevadores.
PREGUNTA.

Y ahora es cuando me toca disculparme con mis amigas y primos a los que he regalado cosas con toda mi buena intención sin preocuparme de si realmente les venía bien o no.

martes, 30 de junio de 2015

Educar desde la cama. El colecho.

Siempre que comento que mi hija duerme con nosotros recibo la misma respuesta: ya estás perdida, luego no la vas a poder pasar a su cuarto. Y variaciones varias.
Lo curioso es que ninguna de esas madres ha practicado nunca colecho, así que ¿cómo saben que no podré?.
Se escucha, se dice, se comenta que... PAMPLINAS!!, por no decir gilipolleces, que una es muy educada escribiendo en público.
Para mí el colecho es una forma más de educar a mi hija, de que sepa que siempre estamos ahí, y una forma muy cómoda de darle el pecho por las noches si se despierta.

Mi hija duerme conmigo desde el primer día en el hospital.
Las dos semanas que estuvo ingresada luego también durmió conmigo y con sus vías y sus gafas de oxígeno, todos en compaña, pese a la insistencia de las enfermeras de que la dejase en su cuna.

Conmigo la niña descansa. No es que se duerma, es que desconecta completamente y ya puede pasar un tren, tirar una bomba a su lado o el mayor terremoto de la historia que a ella plin.
Y lo más importante, también descanso yo. La tengo a mi lado y eso me relaja, sé que voy a sentir cada movimiento y cada respiración que haga.

Esto se traduce en que las dos pasamos una buena noche de descanso y luego tenemos un día maravilloso por delante.

Y sobre el tema de pasarla a su cuarto el día de mañana... Pues ya veremos qué pasa. De momento no conozco a ningún niño de 15 años que duerma con sus padres.

domingo, 28 de junio de 2015

Cuando te roban la ilusión de ser madre

"Vamos a ser papás".
Así empieza lo que debería ser un camino de ilusión y preparativos acompañados de tu familia.
En mi caso hubo mucha gente que en su afán de ayudar, de ahorrarme dinero y esfuerzos, se encargó de ir matándome la ilusión poco a poco.
¿Qué hay más bonito que querer comprar sus primeras ropitas, su carrito para sacarlo a pasear, su cunita para que descanse, su sillita para el coche con la que sabes que irá seguro a donde quiera que lo lleves, preparar su habitación y todo lo que será su mundo en sus primeros años de vida?.
Pues me encontré con que prácticamente me lo dieron todo. Y cuando digo todo es TODO, algunas cosas hasta me las metieron por cojones (esas cosas que sabes que no vas a usar y de las que algunas tengo doble, para más inri), y otras las aceptas porque de educada llegas a ser tonta.

No hablo de los regalos que te dan tus amigos y familiares cuando nace, que suele ser algún conjuntito mono, una toquita, un juego de vajilla para cuando coma papillas, unos patuquitos, algún muñequito o juegos de chupetes y biberones. Todo eso se agradece siempre por el mero detalle y atención que han tenido.

Echando cuentas pues sí, me he ahorrado un dinero curioso, pero por otro lado me han privado de la experiencia de ir, buscar, comparar, elegir lo que piensas que es mejor, disfrutar e ilusionarme con cada etapa que preparo. Tanto ha sido que llegué a deprimirme por no tener nada que hacer ni nada en lo que volcar mi ilusión.

No soy desagradecida. Me culpo a mí más que a nadie por haber permitido que eso pasase.
Gracias a Dios podemos permitirnos esos gastos y tenía que haber sido lo suficientemente fuerte (¿maleducada?) para no permitir que me privaran de esa experiencia.

¿Vas a ser mamá?, ¡DISFRUTALO!.