lunes, 13 de julio de 2015

Ser madre a mi manera


Hace días que vengo dándole vueltas al tema. Quería hablaros sobre lo que está siendo para mí la maternidad pero no encontraba hueco para ponerme a escribir.

Hoy me he decidido animada por esta publicación de mamis y bebés.
Y sobre todo por los comentarios que han dejado sus lectoras en facebook.

Cuando me pusieron a mi hija sobre el vientre nada más nacer no escuché ninguna música celestial ni viví ninguna experiencia mística, ni siquiera sentí un super amor incondicional que me rebosara por los poros. Tampoco me pareció una experiencia maravillosa ni lo mejor que pueda pasarme en la vida. Así a bote pronto se me ocurren muchas más cosas maravillosas y menos dolorosas que pueden pasarme en la vida.

No es que yo no quiera a mi hija, claro que la quiero con locura, pero yo lo que sentí fue una mezcla de descanso al acabar una etapa, un gran alivio físico después del esfuerzo que supone el parto y una abrumadora responsabilidad a la que hacer frente.

Sinceramente estaba más pendiente de la matrona intentando extraer el trozo de placenta que se había desgarrado y quedado dentro, de que mi marido estuviese con la enfermera que se ocupó de pesar, medir y comprobar el estado de mi hija, de la ginecóloga que tuvo que venir a ayudar a la matrona y darme los puntos de la episiotomía, de los dos chicos de práctica que preguntaban y miraban todo, de decirle a otra enfermera que la cama en la que me habían llevado a paritorio estaba manchada de sangre y que hiciesen el favor de vestirla de limpio , de los enfermeros que se encargaron luego de asearme, quitarme las vías, cambiarme el camisón y ayudarme a pasar de nuevo a mi cama...
Vamos, que yo prácticamente no me cosqué de mi hija hasta que nos llevaron a postparto.

Pues no, ser mamá no es maravilloso. Es una prueba muy dura más psicológicamente que físicamente.
Es escuchar críticas y consejos contradictorios por todos lados, sin pedirlos ni necesitarlos, de discutir por intentar hacerte valer como adulta y como madre, que parece que te has vuelto retrasada en el parto o algo, todos te toman por tonta. Y lo peor es tener que poner buena cara y asentir cuando realmente lo que quieres es mandarlos a paseo y decirles que te dejen tranquila, que si les dices algo encima se ofenden, pero a tí te están tomando por inútil y tú no puedes ofenderte.
Se aprende más con una buena charla compartiendo vivencias y opiniones.

A mí tardó una semana en subirme el pecho completamente. Mi hija estaba enganchada a todas horas haciendo esfuerzos por sacar algo decente, y ahí la dejaba yo, maltratándome los pezones y poniéndomelos más coloraos que un tomate revenío, dejando a la naturaleza su tiempo para darse cuenta de que había que empezar a trabajar. Total, ni ella ni yo teníamos nada mejor que hacer. Pero ya había quien decía que tenía que meterle biberón, que la niña pasaba hambre (no lloraba y ponía peso, pero ella pasaba hambre), que no podía tenerla todo el día al pecho (¿por qué no?)... Pues el pecho por fin subió y ella seguía enganchada a todas horas porque el pecho a demanda es lo que tiene y porque la leche materna se digiere más rápido y porque el estomaguito de un bebé tampoco tiene mucha capacidad.
Y a mí no me importa aunque haya días que acabe con complejo de central lechera.

Como ya he dicho en un post anterior, mi hija duerme con nosotros. Más bien conmigo porque su padre por horarios laborales coincide pocas noches en dormir con nosotras. Duerme conmigo desde que nació.
Su primera noche la echó mitad en mis brazos y mitad en los de mi madre (porque yo me estaba cayendo de agotamiento y me relevó), y el resto de siestas y noches a mi lado o en mi pecho.
Me gusta disfrutar así de mi hija. Yo estoy tranquila y ella también. ¿Por qué se empeñan en que la deje en la cuna?. Ella dormía en la cuna cuando yo hacía otras cosas, pero los momentos de sueño compartido molan.

También es muy muy muy agotador estar pendiente de ella las 24 horas. Hay muchos momentos en los que tengo ganas de que se eche ya novio y se vaya de casa... Pero para eso me quedan unos añitos.

Pero lo más importante para mí es que sigo siendo yo. Con un complemento muy importante y por el que lo doy todo. Pero sigo siendo yo. Sigo teniendo mi vida (más o menos desordenada y con otras prioridades), sigo teniendo mis ilusiones, mis sentimientos, mis necesidades. Tener una hija no me ha anulado como persona. Ha limitado un poco mis movimientos, pero es algo temporal.
Yo sigo teniendo mi foto en mi perfil de facebook, mi foto en mi perfil de whatsapp, mi foto en mi perfil de google+.... Porque sigo siendo yo. Mi hija tiene un espacio enorme en mi vida, pero no la ocupa toda y no me aliena. Y no tengo la necesidad de exhibirla en mis redes sociales como lo único en mi vida o como un trofeo.

Además me parece realmente importante mantener mi individualidad ya que mi hija me va a necesitar a mí para todo, como apoyo, como ejemplo, como guía y cuidadora, como madre.

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